Consiste en un mástil de hierro, sostenido por cinco bloques de piedra, donde gravita una gaviota que desafía la bravura del océano. En su base, Jesús Martínez incorporó este bello texto: "De cara a la gran aventura de las Américas, dejaron su tierra y cruzaron al mar iluminados por una eterna alborada de descubrimientos. Estas piedras son el homenaje permanente y entrañable de los que quedamos a cuantos emigraron y volvieron y a los que nunca más retornaron". En el centro de la plaza, se dispone un reloj solar.